Se examinan las necesidades de gerencia que plantean los procesos de integración en curso en América Latina. Se estudia la dinámica de los sistemas pluralistas y la inversión en capital social. Se describen las capacidades requeridas para la gestión de la integración: diseño organizacional, desarrollo de asociaciones, fortalecimiento de la coordinación y cambio gerencial. La integración regional conlleva la gerencia del cambio a gran escala, y cada nueva iniciativa representa un desafío importante. Por consiguiente, las exigencias del proceso pueden sobrecargar las capacidades gerenciales de sistemas que sólo están preparados para la realización de actividades rutinarias y que están especialmente mal equipados para manejar cambios complejos y de largo alcance. Aun cuando los desafíos que implica la integración puedan ser asumidos seriamente, es probable que las soluciones propuestas no sean las apropiadas. La integración europea es vista a menudo como un modelo a emular porque ella ha avanzado más que otras experiencias similares. Pero las lecciones que se pueden extraer no son directas y no es posible transplantar las acciones de gerencia al contexto latinoamericano. Si la integración quiere ser percibida en su complejidad, es importante comprender la dinámica y los problemas genéricos de los sistemas pluralistas, definidos como ocupando un lugar intermedio en términos de la concentración de poder entre los sistemas unitarios y los individuales. La concepción pluralista permite apreciar los problemas propios de la integración regional. Contrariamente a las afirmaciones de la teoría neofuncionalista, los déficits gerenciales persistirán y se tornarán más graves en el proceso de integración, a menos que se tomen medidas concretas para construir las capacidades adecuadas. Estas capacidades pueden ser provechosamente concebidas como el resultado de una inversión social. La inversión social fortalece la infraestructura institucional para gerenciar la integración a través de diferentes mecanismos. Entre éstos cabe considerar los siguientes: 1) el diseño de regímenes, entendiendo por regímenes las redes organizacionales conformadas por numerosas organizaciones; 2) el desarrollo de asociaciones entre organizaciones de distinta naturaleza; 3) el fortalecimiento de la coordinación entre los distintos regímenes; y 4) la gerencia del cambio, que alude al manejo de la fase de implementación de las reformas decididas.

El desarrollo de las capacidades de gerencia para la integración regional plantea importantes exigencias en lo que concierne al papel de las instituciones a nivel del centro. El análisis realizado sugiere que podría ser contraproducente la excesiva preocupación de estas instituciones por las tareas gerenciales operativas en detrimento de la construcción de capacidades adaptativas. A efectos de desarrollar la infraestructura institucional requerida por una trayectoria pluralista del proceso de integración regional, es de utilidad conceptualizar el papel del centro en términos de una organización de redes. Este tipo de organización puede convertirse en una fuente de experticia para el diseño y el desarrollo de las capacidades gerenciales en todo el sistema.