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008 061204s2002 xx ||||gr |0|| 0 spa d
100 1 _aPARAMIO, Ludolfo
_98109
245 1 0 _aReforma del Estado y desconfianza política
260 _aCaracas :
_bCLAD,
_cOctubre 2002
520 3 _aAsí como en los años setenta se convirtió en un lugar común que las democracias se hallaban ante una crisis de gobernabilidad,causada por la propia expansión del Estado y el estallido de las demandas sociales (Crozier, Huntington y Watanuki, 1975), en la pasada década se ha generalizado la percepción de que crece de forma imparable la desconfianza de los ciudadanos hacia sus representantes, los gobiernos y los partidos políticos (Pharr y Putnam, comps., 2000). Aunque se acepte que la desconfianza política es un fenómeno generalizado, no hay duda de que en América Latina ha crecido en los últimos años de forma mucho más marcada que en Europa o en otras democracias desarrolladas. Esto siempre se puede atribuir a especificidades culturales de la región, o a tradiciones políticas basadas en el caudillismo o el clientelismo. Pero incluso así habría que explicar por qué esas herencias del pasado se han mantenido o incluso agravado en medio de los cambios de la pasada década. Una posible explicación se refiere al crecimiento de la inseguridad económica en la región, como consecuencia de las reformas estructurales y del Estado que se imponen a partir de la crisis de la deuda, y en especial, durante los años noventa (Rodrik, 2001). La hipótesis sería que los votantes castigan no tanto la falta de crecimiento económico como la volatilidad de los resultados de ese crecimiento, y en general la inestabilidad de la economía: existen datos que apuntan en esa dirección, y a menudo se utilizan para explicar por qué los gobiernos democráticos suelen mostrar resultados económicos más estables que los regímenes autoritarios, y también por qué éstos se revelan estadísticamente más frágiles ante las crisis económicas (Quinn y Woolley, 2001). Si se acepta esta hipótesis, el alto crecimiento de la desconfianza política en América Latina podría ser consecuencia de que las reformas del Estado han disminuido sustancialmente la capacidad de los gobiernos de la región para proteger a los ciudadanos ante la inseguridad económica, y, al mismo tiempo, el nuevo modelo económico se ha revelado especialmente vulnerable al impacto de turbulencias financieras exógenas o a las estampidas de capitales ante percepciones de riesgo, independientes hasta cierto punto de la situación económica del país. La combinación de estos dos factores crearía una fuerte inseguridad económica que se haría patente cuando una crisis inesperada revirtiera los resultados de crecimiento obtenidos inicialmente tras las reformas económicas, haciendo desvanecerse la esperanza de que éstas eran el coste a pagar por entrar en una nueva situación de estabilidad económica.
773 0 8 _tRevista del Clad - Reforma y Democracia
_g24, p. 7-28
_dCaracas : CLAD, Octubre 2002
_xISSN 13152378
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856 4 2 _uhttp://old.clad.org/portal/publicaciones-del-clad/revista-clad-reforma-democracia/articulos/024-octubre-2002/0043201
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